YA LLEGÓ LA FECHA MÁS ESPERADA

En el último cuarto del siglo XV, la ciudad de Jaén era la plaza fuerte más importante y avanzada
en la frontera con los musulmanes granadinos, o sea, la llave de la frontera: Guarda e defendimiento de los Reinos de Castilla, como rezaba ya en el lema de sus armas. Ciudad con voto en Cortes, perteneciente a la Corona, que nunca fue señorío. Cabeza de obispado, con nutrido cabildo eclesiástico y catedral; con doce parroquias, cuatro conventos de frailes y dos de monjas.
Además, era sede del Santo Tribunal de la Inquisición (entre 1484 y 1525). Al frente de su Ayuntamiento había doce regidores que desde 1484 los Reyes Católicos duplicaron a veinticuatro. Fuertemente protegida por espesas murallas torreadas, las cuales defendían las siete u ocho puertas y postigos que se cerraban al anochecer.

Para su seguridad y vigilancia la ciudad contaba con una nutrida guarnición en los reales alcázares de Santa Catalina, las cofradías de milicias de las collaciones y los caballeros cuantiosos que acudían con sus rocines y armas a los alardes y a las acciones bélicas. Los abundantes manantiales y fuentes que brotaban en el interior del recinto amurallado y regaban las muy feraces huertas del ruedo de la población, aseguraban el abastecimiento de Jaén durante cualquier cerco. La población era de unos 3.800 vecinos, o sea, de 15.000 habitantes, compuestos por pecheros, artesanos, eclesiásticos e hidalgos, pues nobleza apenas la había por tratarse de una ciudad fronteriza, donde la seguridad de sus campos y posesiones era incierta, y aun se recordaban las entradas de los moros en 1407, 1456 y 1459 en que los granadinos sorprendieron a la ciudad y estuvieron a punto de tomarla.

Jaén es un lugar colombino por la presencia de Cristóbal Colón en él, y por la entrevista que aquí
mantuvo con Isabel la Católica cuando en esta ciudad estaba la corte preparando la conquista de
Granada, entrevista que fue muy esperanzadora para sus proyectos y, quizá, la segunda que mantuvo con la reina. Y también por las amistades y conocimientos de giennenses tan relacionados con sus empresas marítimas, como la marquesa de Moya, el obispo don Diego
de Deza, e inclusive el corregidor don Francisco de Bobadilla, que después tuvo que cumplir el encargo de detener al Almirante en América, y cuyo recuerdo persiste en el callejero del casco antiguo de la ciudad.

Nota: La foto realizada por Abraham del artesonado del Salón Mudejar cogida del blog de Jaén Bella Ciudad de Luz.

Y en éste salón tan emblemático tendré el honor de presentar mi libro de cocina. junto a mi compañera de reparto y todo presentado por nuestra alcaldesa Dña. Carmen Peñalver el próximo día 25 de éste mes.

Quiero dar las gracias a webjaen.es por publicar la noticia de la presentación de mi libro.